La Renovación Carismática y La Santa Sede


Por P. Salvador Carrillo Alday, M.Sp.S,
del libro: La Renovación Carismática "Un Pentecostés Hoy"

Indice

Presentación

1. Desde hace ya varios años, la Oficina Internacional de la Renovación Carismática Católica (ICCRO) venía sintiendo la necesidad de solicitar de la Santa Sede un "reconocimiento pontificio".

Después de un lento y riguroso trabajo, realizado por miembros de ICCRO y avalado con el apoyo de algunos Obispos y Cardenales, fueron presentados a la Santa Sede los "Estatutos de ICCRO".

Dichos Estatutos fueron examinados por varios canonistas y teólogos del Vaticano; y, después de haber incorporado las debidas observaciones, fueron aprobados el 8 de julio de 1993, con el título: "ESTATUTOS DEL SERVICIO INTERNACIONAL DE LA RENOVAClON CARISMATICA CATOLICA".

Finalmente, el 14 de septiembre de 1993, en la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, la Santa Sede, a través del Pontificio Consejo para los Laicos, emanó un "Decreto" reconociendo a ICCRS (International Catholic Charismatic Renewal Services) como "un cuerpo para la promoción de la Renovación Carismática Católica, con una personalidad jurídica", según el Canon 116 del Código de Derecho Canónico (Pontificium Consilium pro Laicis. 1565/93 AIC-73).

2. Los Estatutos del Servicio Internacional de la Renovación Carismática Católica (ICCRS) están precedidos por un importante Preámbulo, dividido en dos secciones.

a) En la primera sección, el Preámbulo dice lo que no es la RCC, describe luego lo que ella es, y en tercer lugar enumera la "experiencia fundamental" y los "cinco objetivos centrales de la Renovacion Carismática", llamada también "Renovación Pentecostal Católica

b) En la segunda sección se describe la naturaleza, metas objetivos propios de ICCRS.

A continuación reproduciremos el texto completo de este preámbulo. Sin embargo, para la Renovación carismática a nivel intemacional es de particular interés la primera sección del Preámbulo, pues allí se manifiesta claramente lo que para la Santa Sede es y significa la Renovación Carismática en la Iglesia Católica.

A esta primera sección del Preámbulo de los Estatutos de ICCRS queremos dedicar algunos Comentarios.


DOCUMENTO

ESTATUTOS

DEL SERVICIO INTERNACIONAL

DE LA RENOVACTON CARISMATICA CATOLICA

(ICCRS)

1


LA RENOVACION CARISMATICA


1. La RENOVAClON CARISMA TICA CATOLICA es un movimiento mundial, pero no uniforme, ni unificado. No tiene un fundador particular, ni un grupo de fundadores como muchos otros movimientos. No tiene listas de miembros participantes.

II. La Renovación es una reunión muy diversa de individuos, grupos y actividades, con frecuencia del todo independientes unos de otros, en diferentes grados y modos de desarrollo y con diversos énfasis; y sin embargo participan de la misma experiencia fundamental y persiguen los mismos objetivos generales.

Este modelo de relaciones sumamente flexibles se encuentra a nivel diocesano y nacional, como también a nivel internacional. Tales relaciones se caracterizan muy frecuentemente por su libertad de asociación, diálogo y colaboración, más que por su integración o por una estructura orgaiiizada.

El liderazgo se caracteriza más que como gobierno, como un ofrecimiento de servicio para aquellos que lo desean.

III. Los objetivos centrales de la Renovación carismática católica o Renovación Pentecostal católica. como también se la llama, consisten en:

Con frecuencia estas dos gracias espirituales se experimentan a la vez en lo que se llama, en diferentes partes del mundo,

Ordinariamente por ello se entiende una aceptación personal de las gracias de la iniciación cristiana y un recibir fuerza para poder realizar el propio servicio personal en la Iglesia y en el mundo.

Los objetivos y los proyectos que de allí dimanan han marcado a la Renovación carismática católica en los individuos, los grupos de oración, las comunidades, los equipos de servicio locales, diocesanos y nacionales, y los ministerios.

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CONSEJO Y SERVICIO INTERNACIONAL


Para responder a las necesidades de comunicación, cooperación y coordinación, fue necesario crear en 1978 un Consejo y una Oficina internacionales bajo la dirección del Cardenal Leon Joseph Suenens, quien fue nombrado por el Papa Pablo VI Asistente Episcopal para la Renovación a nivel internacional. El Consejo se constituyó con líderes de todo el mundo y la Oficina se estableció primero en Bruselas y más tarde en Roma. El 23 de mayo de 1984 el Papa Juan Pablo II nombró al Obispo Paul J. Cordes su representante ante el Consejo y sucesor del Card. Suenens.

Desde 1978 el Consejo ha desarrollado una actividad internacional que realiza un doble servicio: por un lado promueve la comunicación y la cooperación entre los organismos de la Renovación a nivel nacional, y por otro sirve de canal de comunicación y cooperación entre la Renovación Internacional y la Santa Sede. Esta organización debe conocerse como ICCRS, "Servicio Internacional de la Renovación Carismática Católica".

ICCRS es una organización que busca impulsar la Renovación Carismática en la Iglesia Católica a nivel mundial. Esta institución está formada por un Consejo Internacional que comparte y establece las características fundamentales, objetivos y proyectos, a través de una Oficina localizada en Roma, responsable de llevar a cabo las decisiones del Consejo.

Para lograr la realización de sus objetivos y proyectos, ICCRS ofrece a la Renovación mundial ayuda y servicio. La sabiduría, conocimiento profundo y experiencias que ICCRS obtiene de todo el mundo, las pone a disposición de la Renovación mundial. Cuando ICCRS ofrece enseñanza, servicio pastoral, dirección o entrenamiento local, lo hace como un servidor que ofrece ayuda, no como una autoridad que espera obediencia.

ICCRS, en su relación con grupos nacionales o locales de Renovación Carismática desea subrayar que su cometido es servicio. Tiene, por tanto, una autoridad de servicio y cierta autoridad moral. ICCRS no busca imponer su autoridad sino ofrecer servicios.

La relación entre ICCRS y las expresiones nacionales o locales de la Renovación, de ninguna manera limita la relación entre grupos de la Renovación con sus obispos locales o nacionales. La relación con ICCRS de ninguna manera limita la libertad individual o de grupos de la Renovación para relacionarse con la Santa Sede.

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COMENTARIOS

I

QUE NO ES LA RENOVACION CARISMATICA

"La Renovación Carismática Católica es un movimiento mundial, pero no uniforme, ni unificado. No tiene un fundador particular, ni un grupo de fundadores como muchos otros movimientos. No tiene listas de miembros participantes".

REFLEXIONES

El Documento de ICCRS afirma desde luego que la Renovación Carismática es un "Movimiento mundial". En efecto, a partir del año 1967, la Renovación, llamada aquí "movimiento", en cuanto que es un grupo religioso social indentificable, se ha propagado como fuego sobre paja, llegando a los cinco continentes.

Se la encuentra en los rincones más apartados de la tierra, ya se trate del oriente como del occidente, del norte como del sur. En Ushuaia, por ejemplo, que es la ciudad más austral del globo terrestre, en la isla Tierra del Fuego, en Argentina, se encuentra una pequeña comunidad de Renovación carismática.

En el saludo que el Señor Charles Whitehead, presidente de ICCRS, dirigió al Santo Padre en septiembre de 1993, aludía a la existencia de la Renovación Carismática en unos 125 países, con un total aproximado de sesenta millones de participantes.

Después de afirmar la extensión mundial de la Renovación, el Documento expone en tres proposiciones lo que no es la Renovación Carismática:

- No es un movimiento uniforme, ni unificado.

- No tiene fundador, ni grupo de fundadores.

- No tiene listas de miembros participantes.

En efecto, la Renovación Carismática, teniendo un núcleo común en todas partes, sin embargo presenta numerosas fisonomías; y en esa forma. no se puede hablar de "un único y unificado movimiento mundíal" ("Is not a single, unified worldwide movement").

No tiene ni fundador, ni grupo de fundadores como otros movimientos, pues fue el Espíritu Santo quien la hizo nacer en la Iglesia de una manera espontánea, en el deseo y en la expectativa de una experiencia de Pentecostés, por los años 1966-1967, en Pittsburgh (Pennsylvania), USA.

Siguiendo esa misma línea, la Renovación Carismática se infiltra de ordinario insensiblemente a través de una o varias personas que, habiendo tenido contacto con la Renovación en algún sitio y en tal o cual ocasión, cuentan a algunas personas la experiencia tenida.

Después de una primera comunicación informal de esa experiencia, se forma de pronto un grupo de oración que con frecuencia crece rápidamente, dando origen a una comunidad de Renovación, en la que van apareciendo, -muchas veces más allá de las propias expectativas- carismas del Espíritu Santo.

Esta forma tan flexible como nacen los grupos de Renovación explica fácilmente y hace comprender que no es posible tener listas exactas de miembros participantes.

La Renovación Carismática, pues, se extiende y penetra como el agua o el áceite. con gran pluralismo de expresiones. En resumen, la Renovación desde sus principios ha crecido, se ha extendido y se ha desarrollado, gracias a la acción discreta pero soberana del Espíritu Santo.

Su Santidad Juan Pablo II decía a los participantes de la Sexta Asamblea Internacional de la Renovación Carismática, el 5 de mayo de 1987:

La Renovación tampoco tiene un centro de gobierno, ya sea internacional o nacional. La Renovación nace en la Iglesia y de la Iglesia; por tanto, su pertenencia natural es a la parroquia y a la diócesis. En consecuencia, la Renovación debe entrar en la organización del plan pastoral parroquial y diocesano, y colaborar en la pastoral de conjunto con el ejercicio de los propios carismas que Dios le ha otorgado

De aquí brota, por otra parte. la necesidad urgente de que los obispos y los sacerdotes asuman una verdadera responsabilidad de pastoreo en la Renovación Carismática. Es cierto que no ha dependido de ellos la aparición de esos grupos, pero quien los ha suscitado en la Iglesia es el mismo Espíritu Santo que los ha puesto a ellos para conducirla y pastorearía.

Es también verdad que la Renovación, a causa de la manifestación de algunos carismas inesperados, de sus formas externas de oración espontánea y comunitaria, de sus particulares experiencias de Dios, frecuentemente desconciertan a los responsables de la Iglesia, y éstos sienten el deseo de controlar o inclusive de apagar ese fuego. Sin embargo, el Santo Padre Juan Pablo II ha hablado con frecuencia del insustituible papel que en la Renovación Carismática compete a los obispos y sacerdotes (A los Líderes de la Renovación, 7 de mayo de 1981).

La Renovación espera de ellos su conducción pastoral, traducida en orientaciones seguras, impulsos positivos, e inclusive amonestaciones fraternas cuando fuere necesario; espera la comunicación de la doctrina de la fe en la Escritura y en el Magisterio de la Iglesia; y espera sus servicios insustituibles en la vida litúrgica y sacramental, particularmente para la celebración de la Eucaristía y de la Reconciliación.

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II

QUE ES LA RENOVACION CARISMATICA

"La Renovación es una reunión muy diversa de individuos, grupos y actividades, con frecuencia del todo independientes unos de otros, en diferentes grados y modos de desarrollo y con diversos énfasis; y, sin embargo, participan de la misma experiencia fundamental y persiguen los mismos objetivos generales".

"Este modelo de relaciones sumamente flexibles se encuentra a nivel diocesano y nacional, como también a nivel internacional. Tales relaciones se caracterizan muy frecuentemente por su libertad de asociación, diálogo y colaboración, más que por su integración o por una estructura organizada".

"El liderazgo se caracteriza más que como gobierno, como un ofrecimiento de servicio para aquellos que lo desean".

REFLEXIONES

1. La Renovación nació al impulso soberano del Espíritu Santo que le dio vida. No teniendo ni fundador ni fundadores, la Renovación en el Espíritu no se rige por determinados estatutos únicos, de valor común y universal. Los grupos de Renovación nacen en la Iglesia y de la Iglesia, y brotan por todas partes con tal espontaneidad que causan, a los ojos de una fe iluminada, una sorprendente admiración, que a veces llega a cierto desconcierto.

2. Esto explica que exista una múltiple diversidad de individuos y de grupos, con mucha frecuencia independientes unos de otros. Como consecuencia normal. el crecimiento y el desarrollo de los mismos no es homogeneo, ni puede serlo. Además, en los diferentes grupos se pueden fácilmente detectar diversos acentos y características, lo mismo que inclinación a variadas actividades

3. Los grupos de Renovación se relacionan entre sí, no tanto por una integración y estructura organizada, -que llegaría en algunos casos a ser hasta nociva, pues se correría el peligro de apagar auténticas iniciativas suscitadas por el Espíritu-; sino por una amplia libertad de asociación, diálogo, amistad y colaboración mutua, reconociéndose, sin embargo, hermanos en el espíritu por la participación "en una misma experiencia fundamental y en unos mismos objetivos generales"

4. Esta gran diversidad se da en todos los niveles: internacional, nacional y diocesano. De aquí se desprende una interesante complejidad en los grupos de Renovación, que puede ser a la vez fuente de riqueza o causa de rivalidades peligrosas. Hay que ser muy conscientes de este fenómeno a fin de buscar y encontrar los senderos adecuados para caminar en la unidad y en la diversidad, siguiendo mociones del Espíritu.

5. Es un hecho claro y evidente que de laRenovación Carismática han brotado y seguirán brotando innumerables iniciativas de vida y acción apostólica, a veces con una pujanza muy notable. Cada uno siente que su proyecto se debe a una verdadera inspiración del Espíritu de Dios. Por nuestra parte creemos que en numerosos casos eso es una gran realidad.

Lo que urge en estas circunstancias es una doble comprensión:

Todo este conjunto de realidades diversas van formando un reto y desafío pastoral en la nación, en la diócesis, en las parroquias. El obispo y los sacerdotes, como ya lo hemos dicho, por su carisma singular, son insustituibles en la Iglesia. Por tanto, deben tener una enorme capacidad de comprensión para descubrir, captar y acoger las iniciativas del Espíritu Santo.

6. Finalmente, el Documento subraya que en la Renovación Carismática el liderazgo debe caracterizarse más como un ofrecimiento de servicio, que como un ejercicio de gobierno y de poder. Esta cláusula es sumamente importante, pues encierra un espíritu evangélico de primera calidad, que da un parecido al servicio prestado por Jesús, el cual no vino a ser servido, sino a servir; y no a ser señor, sino siervo y esclavo de todos (cf Mc 10, 42-45; Jn 13,13-15).

A este propósito hay que ser honestos y mencionar un escollo en el que fácilmente los líderes de la Renovación pueden caer a menudo o de hecho han caído, y es "el perpetuarse en los cargos". Esta especie de plaga, de ambición de poder o de engreimiento en el mismo, tiene como consecuencia que los grupos vayan perdiendo lentamente su fuego, su capacidad de iniciativa y de búsqueda, su ardor, su aire de juventud, su vida, dominados consciente o inconscientemente por el cansancio y el statu quo en que poco a poco se van situando los dirigentes. Tal vez el primer remedio a este mal es fijar y respetar, mediante estatutos claros y precisos, los tiempos normales de cambio en los ministerios de cada comunidad carismática.

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III

RENOVACION CARISMATICA CATOLICA

RENOVACION PENTECOSTAL CATOLICA

En el Documento del Pontificio Consejo para los Laicos a la Renovación Carismática se le llama también "Renovación Pentecostal Católica".

El título "Renovación Pentecostal Católica" es muy sugestivo y de gran significación, pues responde a los deseos profundos de quienes estuvieron en los orígenes de la propia Renovación Carismática. En efecto, ésta nació del anhelo y la esperanza de que el Señor realizara en nuestros días, en vista de la renovación profunda de su Iglesia, lo que sucedió en el primer Pentecostés. En otras palabras, la Renovación surgió de la expectativa de un Pentecostés actual. Por eso, la Renovación se puede definir en forma sintética como "Un Pentecostés hoy".

La Iglesia necesita, en palabras de S.S. Juan XXIII, "un como nuevo Pentecostés". Según el pensamiento de S.S. Pablo VI, la gran necesidad de la Iglesia de hoy es el Espíritu Santo; la Iglesia necesita su "perenne Pentecostés". Y S.S. Juan Pablo II ha expresado recientemente el mismo deseo y el mismo anhelo: la necesidad de "un nuevo Pentecostés" para el mundo, en los umbrales del siglo XXI.

Siendo así, la Renovación Carismática aparece como una respuesta, entre muchas otras, a las plegarias de la Iglesia que quiere renovarse bajo la acción poderosa del Espíritu Santo.

Pero de inmediato y espontáneamente surge una pregunta: Y, ¿qué fue Pentecostés? ¿En qué consistió la gracia de esa primera efusión de Espíritu Santo? Y ¿qué hacer para que lo que sucedió entonces pueda también acontecer hoy?

Pentecostés fue, ante todo, "el bautismo en el Espíritu Santo, el bautismo en el fuego del Espíritu", que Jesús había prometido a sus Apóstoles el día en que subió a su Padre: "Seréis bautizados en el Espíritu Santo... Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos... hasta los confines de la tierra" (Hch 1.5.8; cf Lc 3,16).

Este "bautismo en el Espíritu Santo" a los Apóstoles consistió, ante todo, en recibir la persona misma del Espíritu divino, como un regalo del Padre a través de Cristo glorificado. Fue el Don del Espíritu Santo.

Pero también consistió en recibir de ese mismo Espíritu, presente ya en el corazón de los discípulos, innumerables gracias y dones. Pentecostés fue así no solamente una gran gracia, sino un conjunto de gracias, dones y carismas del Espíritu Santo.

De entre ellas recordemos principalmente ocho:

Estas gracias tienen que actualizarse en los miembros de la "Renovación Carismática" para que ésta cumpla su misión en el mundo y en la Iglesia y sea verdaderamente una realidad eficaz y operante, una auténtica "Renovación Pentecostal".

Ahora bien, las gracias de Pentecostés fueron y son para toda la Iglesia; para la Iglesia de todos los tiempos; para la Iglesia de nuestros días; para mi Iglesia particular; ¡para mí, que soy Iglesia! Nadie tiene el monopolio de Pentecostés, ni del Espíritu Santo.

Por tanto, la Renovación Carismática no debe encerrarse en sí misma, sino que tiene que abrirse en fecunda acción apostólica. La Renovación no intenta comunicar ni riquezas propias, ni una espiritualidad particular exclusiva: Su misión es despertar en sus propios miembros, pero también en todos los demás grupos de la Iglesia, la conciencia de la necesidad urgente de un nuevo Pentecostés, y suscitar el dleseo de "un bautismo en el Espititu Santo" para el mundo entero.


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